Hola gente! :)
Primero, quiero dar mis más sinceras disculpas por haberme ausentado por medio año del blog, uno no tiene excusas para explicar tal barbaridad. Promesa de no repetir tal situación :) Al caso, que se cuece una bonita historia!
Encontrábame hoy estudiando Dirección Financiera cuando, de súbito, una simpática historia se coló entre mis indagaciones en materia monetaria. Versa de aquesta manera:
A un pueblo llegó un hombre muy bien vestido, en un gran coche, acompañado de su ayudante. Se alojó en la mejor habitación del hotel y puso un gran anuncio en el diario local: "se pagarán 10 dólares por cada gato que me entreguen en la puerta del hotel al final del día". Mucha gente del pueblo recogió gatos callejeros y fue al hotel, recibiendo 10 dólares por gato. Al día siguiente repitió el anuncio, pero subiendo la cantidad a 20 dólares. Muchos más fueron a buscar gatos por los alrededores, recibiendo luego 20 dólares por gato. Otra vez lo repitió al tercer día, pero poniendo 30 dólares. Casi todo el pueblo buscó gatos, y recibieron 30 dólares por gato; nadie entendía por qué nuestro hombre actuaba así, pero todos estaban encantados.
Dos pueblerinos a la caza de $30
El individuo dijo entonces por la radio local que debía ausentarse y trasladarse a Nueva York por temas de negocios, que había regalado los gatos a su ayudante pues para él ya habían cumplido su función, y que volvería dentro de un mes ofreciendo $100 por gato. Una vez se hubo ausentado, el ayudante comentó por la radio local que él también tenía que irse, que había decidido no trabajar más con su jefe, y que estaba dispuesto a vender los gatos, que guardaba en una jaula, a razón de 50 dólares por gato, lo que a los vecinos del pueblo les pareció un precio muy correcto, sabiendo que dentro de un mes valdrían 100, por lo que vendieron muchas pertenencias y pidieron créditos para comprar gatos.
¿Os imagináis que pasó luego? Ambos colegas están a medio mundo del pueblo, probablemente en Belice o las Islas Caimán, tomándose unas birras en un bar. La gente se da cuenta de que nadie les va a comprar sus gatos. No pueden pagar sus deudas. Probablemente hayan hipotecado sus casas, y les desahucien. Los bancos, acojonados, no prestarán dinero a nadie, ya que tienen una lista de morosos de aquí a Cuenca, se estancará la economía, no fluye el crédito. Los chinos observan temblorosos cómo su materia prima se mantiene a precios irrisorios por la negativa de la gente a aceptar que los gatos nunca valieron $50, y nunca los valdrán.
La historia parece estúpida... (más bien la gente) pero desgraciadamente hay casos reales aún peores. Mucho peores.
Europa Occidental, finales del siglo XVI. Los tulipanes se extienden por nuestro continente, pero no tienen mucho éxito, hasta que un virus hace que surjan tulipanes en una gran variedad de colores y formas. La boyante situación económica de Holanda, unida a su potente actividad comercial, convierten en un objeto de coleccionista estas rarezas, y en empieza lo que, a posteriori, somos capaces de juzgar con cierto humor...
En 1630 los precios eran una locura. Una familia media cobraba 250 florines, y un bulbo de tulipán podía oscilar entre los 1000 y los 5000 florines. De hecho, un marinero que no conocía los tulipanes fue encarcelado por comerse un bulbo.
Un buen día, en 1936, un lote de tulipanes bastante exclusivo no se vendió al precio esperado, y...chof! Todo buen especulador se dió cuenta de que era el momento de vender, pero fue demasiado tarde:
Tulips' Fever!!
De hecho esta burbuja tuvo un impacto bastante profundo porque gran parte de las compras y ventas de tulipanes se hacían a través de derivados (básicamente futuros); es decir, compras sobre bienes que no tienes con dinero que no es tuyo, endeudándote para multiplicar tus ganancias... y tus pérdidas.
Moraleja: en ambas historias, hay ganadores y perdedores; el listo que se dio cuenta de que los gatos no valían 30$, y se retira tras adjudicarle unos cuantos al hombre y su ayudante, y los comerciantes de bulbos que, de diciembre a febrero, decidieron dejar el negocio, obteniendo una rentabilidad bestial de sus compras. La otra cara de la moneda es la gente que está en la calle sin nada por haber apostado su patrimonio en una burbuja a punto de estallar, y probablemente debiendo un dineral por haber comprado... ¡gatos y tulipanes a crédito!
No os dejéis engañar, el dinero fácil no existe sin riesgos. Si lo aceptáis, jugar con todas las consecuencias y aceptando toda vuestra responsabilidad. Libertad para escoger, libertad para equivocarse.
Es decir, queridos bancos, no vengáis pidiendo a la sociedad que cubran los excesos de una fiesta en la que solo habéis participado 4 colegas.
vaya, ya iba siendo hora de que subieras algo al blog! xD
ResponderEliminarla historia de los gatos me gusta... a lo mejor de mayor les hago lo mismo a unos cuantos pueblerinos jeje
aun asi, tienes razon en la moraleja.. no puedes esperar mucho haciendo nada (eso lo se por esperiencia propia ¬¬)
pues animo y sigue subiendo mas cosas :) !!
Oh, lalá [levanto el meñique elegantemente]
ResponderEliminarMuy interesante entrada con una excelente moraleja sobre el dinero fácil xD Aunque, ciertamente, uno se imagina aplicando las mismas triquiñuelas [de manera poco moral, eso sí] con sus conocidos xD
Chida la entrada, siga así y esperamos más actualización de su parte, caballero Tux :)
¡Saludos interoceánicos!