Cuentacuentos

¡Hola mundo! Ante todo, quería recordaros que votéis en la encuesta que pusimos casi al final del margen derecho. Cerrará el 21 de octubre, así que ya sabéis, ¡votad, votad, votad!

Bueno, tras este recordatorio, voy a hablaros de un cuento que leí ayer. Veréis, yo me iba a dormir, y como todos los días, cogí un libro de la estantería para leer antes de acostarme. No sabía cuál elegir. Entonces, mi mirada se posó en un libro que no me sonaba de nada. Era un cuentacuentos. “Bien,” pensé “voy a leer algún cuento de cuando era pequeña”. Ilusionada con mi idea, cogí el libro y me senté en la cama. Sólo traía tres relatos: La bella durmiente, Pulgarcito y La caja de yesca (por cierto, ¿qué se supone que es la yesca?). El primero y el último me los sabía ya de memoria, así que empecé por Pulgarcito.

Me quedé horrorizada. A ver, ¿qué clase de padres abandonan a sus hijos en el bosque no una, sino dos veces? Vale, que no tenían dinero y no podían darles de comer. Pero a mí el razonamiento de “Abandonémosles, no me gustaría verlos morir de hambre” no me sirve. En fin... os voy a contar la historia:

“Un matrimonio pobre vivía a las afueras del bosque con sus siete hijos. El menor de todos era muy pequeñito, por lo que le llamaban Pulgarcito. Pulgarcito era un niño callado, prefería escuchar en vez de hablar. Sus padres pensaban que era tonto perdido. Un buen día, la pareja se dio cuenta de que no podrían alimentar a todos sus hijos, ya que las cosechas habían ido mal y no podrían pagar la comida. Por eso mismo, tuvieron la “brillante” idea de tirarles en el bosque, para que en vez de morir de hambre, los comiera un lobo... En fin, que muy normales no eran. El caso es que Pulgarcito oyó sus malvados planes. Al día siguiente, cuando sus padres le llevaron a él y a sus hermanos al bosque, Pulgarcito fue dejando un rastro de piedrecitas por el camino. Así, cuando sus padres escaparon dejándoles tirados, él pudo conducir a sus hermanos de vuelta a casa, guiándose por el camino de piedrecitas. Y lo mejor de todo, es que justo después de abandonarlos a su suerte, los padres se dieron cuenta de que el rey no les había pagado ciertas cosechas, así que tras recuperar el dinero, se fueron a comprar mucha comida y a darse un gran banquete. Cuando ya estaban llenos, llamaron a la puerta. Eran sus siete hijos, que habían conseguido regresar a casa. Los padres, felizmente, les alimentaron de las sobras de su comida. Y vale, ahora podéis pensar “Bueno, ¿y por qué es tan horrible ese cuento?”. Pero es que la historia no acaba ahí. Resulta que los padres volvieron a quedarse sin ingresos, así que decidieron volver a tirar a sus hijos por el bosque. Pulgarcito les volvió a oír, así que decidió volver a hacer lo del caminito de piedras. Pero cuando al día siguiente fueron al bosque, Pulgarcito no encontró piedrecitas, por lo que tuvo que dejar un rastro de migas de pan. Y ¡sorpresa! Cuando sus padres les abandonaron por segunda vez, Pulgarcito no pudo conducir a sus hermanos de vuelta a casa, ya que los pájaros se habían comido el rastro de miguitas de pan. Así que los siete niños vagaron por el bosque hasta que, de casualidad, se encontraron una bonita casa.

Los hermanos, contentos, llamaron a la puerta para pedir ayuda. Una buena mujer les atendió, pero les advirtió que su marido, un ogro come-niños, estaba a punto de llegar. En vez de salir corriendo, que habría sido lo más lógico, los hermanos se escondieron debajo de la cama del ogro. Pero cuando llegó el ogro, que tenía súper-olfato, les descubrió. Se los quería comer inmediatamente, pero su mujer consiguió convencerle de que esperara hasta la mañana siguiente. El ogro aceptó la propuesta, así que la mujer llevó a los siete hermanos a una gran cama para que pasaran la noche. Pero en esa habitación también había otra cama, donde dormían las siete hijas del ogro (al parecer, los niños de ese bosque nacían de siete en siete ¬¬). Todas las niñas tenían una corona de oro en la cabeza, mientras que los hermanos llevaban gorritos de algodón. Pulgarcito, pensando que el ogro podía intentar hacerles daño mientras dormían, decidió cambiar las coronas de sus hijas por los gorritos de sus hermanos. Total, que cuando el ogro se coló a hurtadillas en la habitación para matar a los niños mientras dormían, mató a sus hijas en vez de a los siete hermanos, ya que éstos llevaban las coronas que sus niñas solían ponerse para dormir. Por eso mismo creo que Pulgarcito era un enfermo. En vez de escaparse por la ventana, engaña a un ogro para que masacre a sus hijas. Total, que cuando el ogro abandona la habitación, Pulgarcito despierta a sus hermanos para huir de la casa, ya que el ogro no tardará en darse cuenta del engaño. A todo esto, el libro “infantil” traía ilustraciones del ogro cortándoles el cuello a sus hijas. Total, que los siete niños huyen por el bosque y se ocultan tras una gran roca. El ogro, al darse cuenta de lo que había pasado, salió corriendo tras los hermanos. Pero como no los encontró, se sentó en un árbol a descansar (lo más normal del mundo después de matar a tu familia). Entonces, Pulgarcito tuvo otra de SUS ideas. Les dijo a sus hermanos que volvieran a casa (y yo me pregunto, “¿cómo volvieron a casa si no sabían el camino? Porque vamos, por algo habían pedido ayuda en la casa del ogro...). Mientras, él le quitó las botas al ogro y volvió corriendo a casa de éste. Cuando llegó, le dijo a la mujer que su marido había sido secuestrado, y que necesitaría todo el dinero que poseían para liberarlo. Como prueba de que le enviaba el ogro, le dio las botas. La mujer, desesperada, le dio un saco enorme de dinero y joyas. Pulgarcito se marchó corriendo, pero en vez de ir junto al ogro, volvió a su casa (otra vez, me pregunto ¿cómo encontró el camino?). Entonces, les dio todo el dinero del saco a sus padres. Así, podrían sobrevivir mucho tiempo y no les volverían a dejar tirados en el bosque... “

FIN

En serio, este cuento no me parece demasiado adecuado para niños. ¿Qué clase de valores quería inculcarles Perrault en sus pequeñas cabecitas? Porque Pulgarcito no sólo mata y roba, sino que es lo suficientemente gilipollas como para volver a su casa después de que sus padres los abandonaran dos veces. ¡Está claro que a la mínima se vuelven a deshacer de él!

Así que ya sabéis, si tenéis hijos, no les contéis Pulgarcito de Perrault. Los hermanos Grimm también escribieron un Pulgarcito, pero creo que su versión es más mejor...

Bueno, y tras esta excesivamente larga crítica, os dejo, que echan HP 3 y no me la quiero perder, jeje

Un saludo para todos y, otra vez, gracias por leernos!

PD: He consultado en mi querida Wikipedia, y al parecer, la yesca es cualquier material muy seco, comúnmente de trapo quemado, cardo u hongos secos, y preparado para que cualquier chispa prenda fuego en él...